Uno de mis primeros relatos cortos.
Este forma parte del libro 152 rosas blancas.
En la corte de
Cleopatra
─Cuéntame ─le dijo Iras a Charmión.
─No seas cotilla Iras, que si se
entera Cleopatra seré la próxima esclava en probar uno de sus venenos.
─Ahora no está, ha salido con
Marco Antonio.
─Bueno, por dónde quieres que
empiece si sólo de pensar en él me estremezco.
─Pues por el principio claro.
─El primer día que llegó Marco
Antonio, levanté la mirada furtivamente para ver si era guapo y me cautivó con
su sonrisa.
─¿Marco Antonio te sonrió?
─¡No! Fue Lépido, cuando miré,
Marco ya estaba con Cleopatra y mis ojos chocaron con los de él. Me puse muy
nerviosa, pensé que me iba a delatar, pero se acercó a mí, elevó mi cara por la barbilla, y, al oído con una voz muy dulce
me dijo: “eres preciosa esclava” y me tocó suavemente los dedos de la mano.
Creí derretirme.
Estuvieron hablando de Roma, yo
levantaba la vista de vez en cuando, pero siempre me encontraba con su mirada.
Cleopatra y Marco Antonio tampoco se dieron cuenta de nada, estaban tan
enfrascados en lo suyo…
Lépido le dijo algo a la reina,
no lo escuché, ella me llamó y me pidió que buscara el vino y que lo llevaras
tú.
Él salió detrás, cuando llegamos
a la bodega me rodeó con sus brazos, me acarició el rostro y me besó. ¡Fue tan
bonito! Empecé a sentir como si unas mariposas revolotearan en mi estómago.
─Eres preciosa─me dijo─le pedí a
Cleopatra que si podías prepararme un baño y me dio su consentimiento, espero
que no te moleste.
─Lo que usted ordene señor─le
dije bajando la mirada.
─No agaches la cabeza por favor,
¡me encantan tus ojos!
─¡Ay Iras! ¡Qué hombre más
hermoso y más dulce! Le quiero con toda mi alma, me derrito pensando en él, mi
corazón se desboca cuando lo veo aparecer, tengo miedo que Cleopatra se de
cuenta y...
─Tranquila Charmión, ella también
está ensimismada con Marco Antonio no se dará cuenta de nada. Pero no me dejes
así, cuéntame el resto─la apremió.
─Pues empecé a prepararle el baño
y cuando estaba listo me mandó meterme en el agua, lo miré sorprendida, pero
empezó a quitarme el vestido y el roce de sus manos en mi piel me estremeció.
Me acarició todo el cuerpo con mucha delicadeza y despertó mi pasión. Hicimos
el amor toda la tarde. ¡Es algo maravilloso! No te puedo describir con palabras
lo que sentí.
─Y ahora, ¿Qué va a pasar? ¿Te ha
dicho algo? – preguntó curiosa Iras.
─No lo sé, supongo que volverá a
Roma con Marco Antonio y no lo volveré a ver.
Cleopatra hizo su aparición
triunfal como siempre y llamó a Charmión a su lado.
─Te marcharás con Lépido, no sé
por qué se ha encaprichado contigo, pero a mí me viene bien, así podrás informarme
cuando vuelvas, de los planes que tengan.
─Si, mi ama, lo que usted mande.
─Bien, pues vete, te está
esperando fuera.
Charmión se despidió en silencio
de Iras, con una gran sonrisa en los labios. Cuando salió, Lépido, estaba
esperándola como había dicho Cleopatra.
─Te vendrás conmigo Charmión, a
los ojos de todos serás mi esclava, no puede ser de otra forma, espero que no
te importe.
─No, me has hecho la mujer más
feliz de todo Egipto.
─Pues vámonos con la felicidad a
Roma.