miércoles, 10 de febrero de 2016

En la corte de Cleopatra

Uno de mis primeros relatos cortos. 
Este forma parte del libro 152 rosas blancas. 


En la corte de Cleopatra
─Cuéntame ─le dijo Iras a Charmión.
─No seas cotilla Iras, que si se entera Cleopatra seré la próxima esclava en probar uno de sus venenos.
─Ahora no está, ha salido con Marco Antonio.
─Bueno, por dónde quieres que empiece si sólo de pensar en él me estremezco.
─Pues por el principio claro.
─El primer día que llegó Marco Antonio, levanté la mirada furtivamente para ver si era guapo y me cautivó con su sonrisa.
─¿Marco Antonio te sonrió?
─¡No! Fue Lépido, cuando miré, Marco ya estaba con Cleopatra y mis ojos chocaron con los de él. Me puse muy nerviosa, pensé que me iba a delatar, pero se acercó a mí, elevó mi cara por  la barbilla, y, al oído con una voz muy dulce me dijo: “eres preciosa esclava” y me tocó suavemente los dedos de la mano. Creí derretirme.
Estuvieron hablando de Roma, yo levantaba la vista de vez en cuando, pero siempre me encontraba con su mirada. Cleopatra y Marco Antonio tampoco se dieron cuenta de nada, estaban tan enfrascados en lo suyo…
Lépido le dijo algo a la reina, no lo escuché, ella me llamó y me pidió que buscara el vino y que lo llevaras tú.
Él salió detrás, cuando llegamos a la bodega me rodeó con sus brazos, me acarició el rostro y me besó. ¡Fue tan bonito! Empecé a sentir como si unas mariposas revolotearan en mi estómago.
─Eres preciosa─me dijo─le pedí a Cleopatra que si podías prepararme un baño y me dio su consentimiento, espero que no te moleste.
─Lo que usted ordene señor─le dije bajando la mirada.
─No agaches la cabeza por favor, ¡me encantan tus ojos!
─¡Ay Iras! ¡Qué hombre más hermoso y más dulce! Le quiero con toda mi alma, me derrito pensando en él, mi corazón se desboca cuando lo veo aparecer, tengo miedo que Cleopatra se de cuenta y...
─Tranquila Charmión, ella también está ensimismada con Marco Antonio no se dará cuenta de nada. Pero no me dejes así, cuéntame el resto─la apremió.
─Pues empecé a prepararle el baño y cuando estaba listo me mandó meterme en el agua, lo miré sorprendida, pero empezó a quitarme el vestido y el roce de sus manos en mi piel me estremeció. Me acarició todo el cuerpo con mucha delicadeza y despertó mi pasión. Hicimos el amor toda la tarde. ¡Es algo maravilloso! No te puedo describir con palabras lo que sentí.
─Y ahora, ¿Qué va a pasar? ¿Te ha dicho algo? – preguntó curiosa Iras.
─No lo sé, supongo que volverá a Roma con Marco Antonio y no lo volveré a ver.
Cleopatra hizo su aparición triunfal como siempre y llamó a Charmión a su lado.
─Te marcharás con Lépido, no sé por qué se ha encaprichado contigo, pero a mí me viene bien, así podrás informarme cuando vuelvas, de los planes que tengan.
─Si, mi ama, lo que usted mande.
─Bien, pues vete, te está esperando fuera.
Charmión se despidió en silencio de Iras, con una gran sonrisa en los labios. Cuando salió, Lépido, estaba esperándola como había dicho Cleopatra.
─Te vendrás conmigo Charmión, a los ojos de todos serás mi esclava, no puede ser de otra forma, espero que no te importe.
─No, me has hecho la mujer más feliz de todo Egipto.

─Pues vámonos con la felicidad a Roma.

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