¿Por qué escribo?
No lo sé. Lo pienso y no sé contestar.
En ocasiones, mis amigos y conocidos me dicen, “no dejes de
escribir, que lo haces muy bien.”
Y yo me pregunto ¿pero, han leído lo que yo escribo? ¿están
en lo cierto? ¿me lo dicen por quedar bien? e infinidad de preguntas que se agolpan en mi cabeza en un momento.
Entonces, te llega, como un golpe de calor desde dentro, y
piensas: pues igual...lo hago bien, a lo mejor...no soy tan mala como yo
pensaba, quizás...tengan razón, tengo que ponerme a escribir enseguida, en cuanto
llegue a casa, me voy a sentar delante del ordenador y ponerme a escribir como
una loca, y tu autoestima en un momento, está por las nubes.
Pero llegar a casa, y
sentarte delante del monitor e intentar escribir algo coherente, algo bonito,
algo que te salga del alma, eso ya es otra historia, porque yo, la verdad que
solo escribo cuando estoy inspirada o mi musa revolotea por encima de mí. Lo
más probable es que eso sea un error, pero la hoja en blanco, la verdad...es
que da miedo y quizás por eso nunca me pongo delante de ella sin tener claro al
menos la primera palabra que quiero
escribir.
¿Debería cambiar mis hábitos? Probablemente si, pero posiblemente no.